Desde 1995, el 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, por la coincidencia histórica de la muerte de William Shakespeare, Miguel de Cervantes y el Inca Garcilaso de la Vega.
Las celebraciones son distintas en cada región del planeta, pero en Barcelona y varias ciudades de Cataluña, en España, esta fiesta es diferente, se le conoce como Día de Sant Jordi y su formato se ha replicado en varias ciudades del mundo, incluida Guadalajara: las librerías sacan mesas de libros afuerita de sus establecimientos e incluso en las plazas públicas y es costumbre regalar rosas por igual a hombres y mujeres que compren libros. Los gobiernos, incluso, regalan textos y hay lecturas públicas y convivencias con autores.
Esta festividad tiene dos explicaciones, de acuerdo con la propia historia de Cataluña: en la primera, se dice que Sant Jordi (en catalán) o San Jorge (en castellano) fue antes de santo un caballero bajo las órdenes de Diocleciano en el siglo VIII, gobernante que perseguía y mataba cristianos. Al negarse Jordi a realizar esta labor, fue martirizado y decapitado justo un 23 de abril. En 1456 fue nombrado patrón de Cataluña.
La otra leyenda está más relacionada con la literatura, en torno también a Sant Jordi. Cuenta que la ciudad de Tarragona estaba dominada por un feroz dragón con sus bocanadas de fuego y su fétido aliento. Para mitigar un poco las masacres de la bestia, se le ofrecía a un habitante del pueblo en sacrificio por día y así satisfacer su hambre. La persona se elegía por sorteo y un día le tocó a la princesa cumplir con esta misión, pero cuando se encaminaba hacia su destino el caballero Jordi apareció para enfrentarse al dragón, a quien le dio batalla hasta matarlo. De la sangre del reptil brotó un rosal con flores de un rojo intenso, del que el caballero arrancó una para obsequiarle a la princesa.
Este acto heroico sirvió para que en Cataluña el día de los enamorados se celebre justo en el de Sant Jordi, así que los novios comenzaron a regalar rosas rojas a sus novias en esa fecha. Si bien el Día del Libro se instituyó en la comunidad catalana el 7 de octubre de 1927, por el arraigo de la fiesta de las rosas se decidió moverlo al 23 de abril en 1929.
Por cierto, en esta leyenda de San Jorge y el dragón se inspiró uno de los artistas españoles más importantes de todos los tiempos, el arquitecto Antoni Gaudí, para la construcción de la Casa Battló de la calle Paseo de Gracia, en el corazón de Barcelona. La construcción presenta elementos de la leyenda, desde la espada de Sant Jordi y las escamas del dragón en el techo de la casa, hasta los esqueletos de los muertos caídos ante la bestia, figurados en los balconcillos de la construcción, sin dejar de lado el balcón de la princesa.
Cada 23 de abril, al igual que las librerías, tenderetes de libros y plazas públicas, la Casa Battló también se llena de rosas rojas.