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El contexto mundial ha dado pie al nacimiento de nuevos hábitos lectores, entre los que destacan el e-book y el audiolibro. Cada vez se desarrolla una mayor oferta de contenidos para el lector inmerso en la era de la hiperconectividad.

Vivir en un mundo constantemente acelerado es difícil para la industria editorial, un sector que se dedica a generar contenidos para la educación y el ocio de las personas, ya que, de manera tradicional, el libro requiere el tiempo del que hoy parece carecer la sociedad. ¿Quién tendría la disponibilidad de sentarse a leer un texto libremente?

De acuerdo con una encuesta realizada por El País en 2018, muchas personas que se identifican como lectores asiduos dicen dedicar de una a dos horas antes de dormir a leer, este horario suele situarse entre las 10:00 p.m. y las 12:00 a.m., por lo que los nuevos formatos han resultado una solución práctica para poder aprovechar el tiempo libre por las ventajas que ofrecen: la luz nocturna de los lectores digitales y la posibilidad de descansar la vista que ofrecen los audiolibros.

Formatos alternativos del libro frente a la digitalidad

Sin embargo, la aceptación no ha sido la misma. Según estudios de hábitos de consumo cultural, en México el libro impreso sigue siendo el rey y el libro digital apenas alcanza a un porcentaje muy pequeño de la población. El caso del audiolibro es muy distinto, pues ha mantenido un crecimiento sostenido y en aumento desde el 2017, con un 22 a 30% más de escuchas cada año.

Sin duda, esto ha sido muy cuestionado, pues la experiencia que ofrece un audiolibro dista mucho de la lectura tradicional. No obstante, sigue siendo un recurso para adquirir información y fortalecer habilidades lingüísticas, pues al igual que en la comprensión lectora, escuchar un audiolibro implica estar atento al tono y las circunstancias para llenar los vacíos que el autor deja al lector, permitiendo el proceso de literacidad.

Sea cual sea el hábito prioritario de los lectores en este contexto social, los formatos alternativos han llegado para quedarse y acompañar la evolución del libro impreso y sus procesos de edición.