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¿Te imaginas un artefacto en el que puedas llevar todas tus materias sin cargar tus libros a la escuela? ¿Un dispositivo en el que puedas responder cuestionarios de lo que aprendiste en clase? ¿Un instrumento iluminado que pueda leerse en la oscuridad? Desde luego que no te lo imaginas, porque ya existe, pero no es ese en el que estás pensando. No es una tablet, una laptop ni un celular. Ni siquiera es un Kindle. No es de ellos de los que hablamos, sino de la Enciclopedia mecánica, un invento de finales de los años 40 que se patentó en España, y que es el antecedente de todos los dispositivos móviles que conocemos hoy. Sólo que ese aparato estaba diseñado exclusivamente para facilitar el aprendizaje.

La maestra Angelita, como conocieron en su época a Ángela Ruiz Robles (España, 1895-1975), fue la creadora de este invento, antecedente de los libros interactivos e inmersivos. Ella era una maestra gallega, enamorada de la enseñanza y de sus alumnos. Tanto los quiso que pretendía aligerarles la carga de libros y libros de casa a los salones de clases: su herramienta era práctica, compacta y contenía toda la información necesaria para las asignaturas del día a día, con las materias intercambiables. “Aprender más con el mínimo esfuerzo”, ese era su lema.

Angela Ruiz Robles, la maestra Angelita, pionera del libro interactivo

Según describe la Real Academia de la Historia de España, en su Diccionario biográfico disponible en línea, la maestra Angelita patentó dos versiones de este invento. La primera, de 1949 “presentó un sistema o mecanismo de activación mediante sencillos pulsadores que permitían mostrar al alumno las lecciones o materias, fragmentadas, de forma visual, interactiva y amena”. Se caracterizaba por su facilidad de manejo, su poco peso y volumen, utilizaba tintas luminiscentes para leerse en la oscuridad y un sistema de pulsadores que equivaldrían a los modernos hipervínculos. Era, pues un “juguete educativo”.

Para 1962, la maestra patentó un segundo diseño, que suprimía del anterior los sistemas de pulsaciones, mecánicos o eléctricos. “Su forma siguió siendo la de un libro clásico, pero que no se abre, sino que en el frontal de un bloque compacto se acoplan los abecedarios y bobinas, cada una con una asignatura. Contaba también con cristales de aumento, que podían ser graduados y con un aparato de reproducción de sonido, pudiendo así ser utilizado también por personas con limitaciones en la visión”.

El invento se hizo muy popular entre los medios de comunicación, a la maestra le realizaron en su tiempo muchas entrevistas, la premiaron a nivel nacional con bombo y platillo, incluso recibió la Cruz de Alfonso X, uno de los galardones más importantes de su país, pero no le dieron el reconocimiento que en verdad merecía: no hubo empresa que invirtiera en la elaboración masiva de su invento, y en la actualidad sólo existe el prototipo como un recuerdo en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Munacyt) de La Coruña, en Galicia, España.

Para saber más

Te dejamos estas ligas en las que puedes conocer este antecedente de libro interactivo, de viva voz de su inventora, así como más datos de su vida y obra.

https://dbe.rah.es/biografias/133970/angela-ruiz-robles

https://intef.es/Noticias/angela-ruiz-robles-y-la-invencion-del-libro-mecanico/