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La escritura a mano es una destreza conectada directamente con el cerebro, lo afirman grafólogos, docentes y, desde luego, neurólogos. Por desgracia, el uso de la tecnología actual ha restado importancia a este ejercicio, con consecuencias que se observan ya en un deficiente, o al menos aletargado, proceso de aprendizaje.


Un refresco para el cerebro: escribir a mano

Los maestros más apasionados de la enseñanza están volviendo a la escritura a mano en las aulas, especialmente en niveles medios y avanzados. Aunado a la necesidad de exterminar el improductivo copy-paste del que abusan no sólo alumnos, sino incluso autores plagiarios, recuperar las habilidades de estudio está íntimamente relacionado con funciones motoras, visuales y de memoria que sólo la escritura a mano puede proporcionar.

De acuerdo con autoras como la grafóloga Sandra Cerro o la comunicóloga María Paola Daud, los beneficios de la escritura a mano son:

  • Activación cerebral: se establecen mayores conexiones entre los dos hemisferios del cerebro.
  • Ayuda a la memoria y a la ortografía: al copiar los textos a mano es necesario releerlos varias veces para comprobar la escritura correcta de la palabra y el concepto; si nos equivocamos, borramos y volvemos a escribir.
  • Estimula la creatividad: si la tarea no es copiar, sino crear una redacción original (ya sea un ensayo, un artículo o un cuento), se buscan con más cuidado las palabras; luego, al pasarlo en limpio surgen nuevas ideas y la cadena de creación se amplía.
  • Es terapéutico: de hecho, es una de sus funciones más interesantes, pues al escribir a mano buscamos que la letra sea legible, algo que sólo se logra si se escribe en calma, tomando el tiempo para cada trazo. Si estamos enojados al hacer la tarea, la escritura a mano poco a poco consigue que llegue la paz, y si lo que queremos es expresar emociones, éstas serán más sinceras.


Un refresco para el cerebro: escribir a mano


Más allá del aula, te damos algunos consejos para recuperar la costumbre invaluable de escribir a mano:

  • Ten una libreta. Puede ser nueva o reciclada, para que destines exclusivamente a tu intención de escribir con calma.
  • Escribe con lápiz, pero no le tengas miedo a la pluma. Borra cuantas veces quieras o tacha sin pena lo que no te parezca.
  • Copia todo lo que quieras. Si un texto llama tu atención en internet, cópialo en la libreta del primer punto. Si se trata de una frase muy breve añade tus comentarios o sentimientos para que escribas más.
  • Haz una carta por semana, y envíala o entrégala en persona. Es la práctica más tradicional, íntima y generosa. Puedes seleccionar a una sola persona o a varias y no necesariamente puede ser muy larga, basta con una cuartilla.
  • No importa si tus habilidades para el dibujo son buenas o regulares, o malas, acompaña tus apuntes personales con figuritas o filigranas, eso calentará tu muñeca y hará que tu letra mejore.


“La escritura es la pintura de la voz”, dijo Voltaire, así que escúchate para recuperar eso que con tanto esfuerzo y emoción aprendiste en tus primeros años de vida: escribir a mano.