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En el vasto mundo editorial, existen dos estilos de publicaciones que generan un gran interés entre lectores y amantes del arte: los libros ilustrados y libros álbum. Es muy común que ambos términos se confundan en uno solo, pero sí existen diferencias sustanciales.

Libros ilustrados

La escritora tapatía Tess Solinis Caspirus, directora del museo interactivo Trompo Mágico (Zapopan, Jalisco), explica esta diferencia: “En el libro ilustrado las ilustraciones son un complemento de la historia, mientras que en álbum tú no puedes entender la historia, en algunos casos, si no es por medio de esas imágenes”.

La autora, quien recientemente abrió Strega, librería especializada en estos materiales, compartió que dentro de los libros álbum, también llamados álbumes ilustrados, existen algunos que no tienen palabras, pues toda la comunicación es a través de imágenes “es decir, sí hay un texto implícito, pero no está representado a través de las palabras impresas, pero la historia o el guion narrativo está interpretado por un ilustrador que, sólo con dibujos o ilustraciones de diferentes técnicas, representa la historia. No son tan comunes, pero sí existen muchos ejemplos de estos libros que no tienen palabras”.

Ambos estilos de libros son para disfrutarse a cualquier edad, si bien es cierto que la mayoría de ellos están enfocados en el público más pequeño. “Esto se debe a que los niños, antes de leer, antes de ser alfabetizados, interpretan las imágenes. Pero hay bastantes ediciones que están enfocados en los adolescentes y en los adultos”, añadió la también cuentacuentos.

Con ella coincide Gabriela Ibarra, diseñadora gráfica especializada en ilustrar libros, quien comenta que las publicaciones enfocadas en un público adulto cada vez son más comunes, y se editan para hacer más amena la lectura. Existen editoriales especializadas que ponderan la trascendencia de la imagen, como Libros del Zorro Rojo. En esta casa española es común que se tome un cuento o un poema y se encargue a un ilustrador de renombre la recreación del texto a través de sus obras gráficas.

Ibarra también comenta que la forma de trabajar un libro ilustrado depende de las necesidades, ideas y propuestas del autor del texto base o guion. “Generalmente ambas partes, ilustrador y autor, platican en una reunión sobre el proyecto, se comparte el texto y las ideas de ilustración. Otras veces el autor ya tiene muy definido un estilo o una línea, y en ese caso el ilustrador puede proponer, adaptándose siempre a la base ya establecida”.

Es importante señalar que un libro que contenga sólo algunas ilustraciones, por ejemplo, un dibujo por cuento o algunas portadillas en sus capítulos no es considerado ni ilustrado ni álbum, ya que esas imágenes sólo son una suerte de accesorio editorial.

Libros ilustrados

Todo un arte

Gaby Ibarra, quien ha ilustrado libros por 30 años en editoriales tapatías de alcance nacional, señala que los estilos de ilustración más comunes en la actualidad son los digitales, pero admite que las técnicas artísticas son libres. Tess Solinis, por su parte, añade que todas las técnicas son propicias, y entre más artísticas o tradicionales sean, mayor será la trascendencia del volumen, como es el caso del dibujo y la acuarela.

Existen, también, otros formatos para levantar imágenes, como la plastilina y hasta los muñecos de stop motion llevados a la impresión mediante fotografías. En realidad, la creatividad no tiene límites, pues incluso hay volúmenes con una interesante combinación de texto e ilustración, como es el caso de Libro de las preguntas, en el que Isidro Ferrer hace una recreación lúdica del texto y de la figura de Pablo Neruda.

Solinis finaliza de manera contundente: “La ilustración es un ejercicio artístico universal, no necesitas ni siquiera saber leer, puedes interpretar y disfrutar de las imágenes, es un ejercicio de democracia, es algo que debe tener un valor tan alto como la literatura”.